martes, 17 de julio de 2012


Una mentada a la historia de Mesoamérica.


Sorprendente. Tan impactante como una Yoko Gueri kekome (patada de Karate que se ejecuta en forma lateral, cuyo objetivo es detener o lanzar hacia atrás a un enemigo y, que busca golpear principalmente en el pecho o en el estómago).
Así de aturdido nos ha dejado la lectura de: “El primer mestizaje”, de Christian Duverger.
Debemos decir en nuestro descargo, que esta obra no sólo nos ha dejado aturdidos a nosotros sino que ha causado un enorme revuelo en los círculos especializados. A tal grado, que  importantes especialistas en la materia han publicado duros y profundos comentarios que ya han provocado varias narices rotas y que seguirán sangrando por un buen rato. De hecho, se rumora por ahí que varios de los grandes “Tlatoanis” de la historia de Mesoamérica ya preparan sendos libros para refutar las propuestas de este investigador francés.
¿Pero de que se trata el asunto? ¿Porqué tanto escándalo por una propuesta histórica que plantea otra forma de entender el mundo mesoamericano, si ya se han hecho numerosos e infructuosos intentos en el pasado? Porque Duverger pone a este mundo, de cabeza.
Para comenzar, ahí tenemos cómo hemos aprendido la historia de nuestra región. Desde que fuimos estudiantes, la historia de esta parte del Continente Americano, se nos enseñó, valga la comparación, como una sucesión de escenas donde entraban y salían las diferentes culturas. Así, entraban los Olmecas, inaugurando el primer acto, luego por allá aparecían los mayas, los zapotecas, etcétera, para terminar con la actuación culminante de los mexicas, su breve pero intensa historia para que, luego llegaran los españoles y pusieran las tres letras últimas de esta puesta en escena. 
Además, estaba todo aquello que ha generado miles de litros de tinta: ¿Quienes eran los Olmecas,  cómo esta la onda entre zapotecas y mixtecas? ¿Y los mayas, qué paso con los chingados mayas? Y así podríamos seguirnos hojas y hojas desgranando la enorme cantidad de enigmas que plantea Mesoamérica y que ha servido de pasto para estupideces tales como los extraterrestres, las 12 tribus de Israel, africanos en América precolombina y la burrada del momento: las profecías mayas.
Para el autor, las cosas no son tan dramáticas, se trata simple y sencillamente de una historia continua cuyo eje central se llaman: nahuas. Así de simple. Si bien, deja claro que hay tres esferas básicas en este juego de malabares históricos: los nahuas, los habitantes del occidente y los mayas, la cosa gira alrededor de lo que ya sabíamos pero que no lo hilábamos fino, los aspectos culturales y religiosos que comparten todos los pueblos de Mesoamérica y que dan coherencia a la región. Ejemplos, el culto al jaguar; el concepto de gruta, de cueva, del mundo intratelúrico; el glifo de tres puntos, relacionados con el fuego y; el concepto del agua y el fuego, el famoso concepto mexica atl tlachinolli, que designa la guerra sagrada, es decir, la explícitamente dedicada a la captura de víctimas para el sacrificio.
Y tan sólo con estos ejemplos nos quedamos muy cortos en la explicación de la propuesta, pues es un texto que se disfruta párrafo a párrafo y que hay que leer con mucha atención.
No entraremos en demasiados detalles en torno a este enorme texto, no sólo por su aportación, sino porque es un libro de más de 700 páginas, profusamente ilustrado. ¿Podría ser de otra manera?
Baste decir que la propuesta de Duverger explica, dentro de su visión del México prehispánico, muchísimas de las dudas que aún circulan en la interpretación de esa parte de nuestra historia, pero también deja algunas nuevas cuestiones y por ahí también da un par de resbalones en algunos conceptos, pero nadie es perfecto.
Además de la enorme cantidad de información que proporciona, valdrá mucho la pena echarle un buen ojo al último capítulo, titulado: El siglo XVI: el segundo mestizaje, principalmente a sus tesis sobre la derrota mexicana.
Si a usted le interesa la historia de Mesoamérica, sumérjase en este texto, seguramente saldrá con muchísimas dudas y tal vez algunas certezas, pero la experiencia le demostrará que, como debe ser en la ciencia, nada es definitivo ni perfecto. Ejemplos de esto, son verdaderos estímulos para el espíritu y el conocimiento, son verdaderas mentadas de madres a la Historia mesoamericana actual. Así que señores especialista, aquí hay un hueso duro de roer y esperamos que lo hagan.
En tanto, a preparar varios litros de café y cervezas, porque el próximo encuentro con mi compadre Alberto Soberanis, Mario González y un servidor, pronostican unos día y largas noches de discusiones, más épicas que aquellas que nos aventábamos cuando éramos estudiantes y queríamos revolucionar la historia mesoamericana. Bueno, aún lo seguimos intentando.

Duverger, Christian, El primer mestizaje, la clave para entender el pasado mesoamericano,  coedición CONACULTA, UNAM; INAH, Taurus, México, 2007. 740 p.