martes, 9 de febrero de 2016

Número cero

Foto: Eduardo.
Palabra de lector 16

Periódicos y periodistas; el mundo de la información cotidiana que moldea la idea que el lector, el ciudadano común y corriente, tienen de la realidad y cuya visión es modificada a través de estos medios de acuerdo a los intereses de quienes tienen el poder, cualquier poder.
Los medios –y no quiero entrometerme en las teorías sobre la comunicación– son un arma importantísima para, a gusto del cliente, moldear la opinión pública y, al mismo tiempo, erigirse en un poderoso aparato en contra de los enemigos, sean quienes sean.
Los periódicos destruyen carreras, elevan a la gloria, desvían la atención, se enfocan en diversos temas, importantes o banales, según sea el viento que sople y, sus lectores, pasivamente tragan todo lo que se les ofrece sin rechistar.
Así son, ya sea en Roma, París, Moscú, Buenos Aires, Chicago o México. Los periódicos y sus periodistas son una media, un estereotipo con mayor o menor vergüenza, con ética o sin ella, dispuestos a llegar a la verdad, o en muchos casos, vendiendo su pluma al mejor postor.
En una entretenida trama, Umberto Eco nos envuelve en todos los vericuetos y el zoológico periodístico. En pocas líneas nos pinta una lección de lo que es hoy el periodismo. Con unos cuantos trazos nos muestra al típico reportero en quien el lector se identifica o descubre a su periodista favorito; en fin, es un manual de comunicación totalmente actual.
La trama de Número Cero, la última novela de este intelectual italiano, desnuda los intereses de quienes crean medios impresos con la única intención de ser parte del poder, del verdadero poder.
Si bien tiene aspectos de tipo policiaco y hasta una conjura histórica que confluirán al final de la trama, lo más interesante es la descripción de los tejemanejes que están debajo o detrás de una sala de redacción. Quienes hemos participado en estos espacios, sabemos que es así, obviamente entendiendo que una es ficción y lo otro es la realidad de cómo masca la iguana.La intención del escritor es que el lector sea capaz de ver entre líneas, que pueda deducir lo que se encuentra detrás, de quién mueve los hilos de la información, cuáles son sus intenciones, hacia dónde va. Porque de eso, señores, se trata el periodismo actual; no hay espacio para la verdad pero sí para los intereses, sean los que sean, que se ocultan detrás de un titular o de una nota.
El escenario de la trama es el diario Domani, ubicado en la ciudad de Milán, un proyecto condenado desde su concepción o, más bien diseñado para nunca pasar de los números cero, como un amague de “descontón” callejero.
Como muchos otros, el diario no repara en el límite que separa la verdad de la mentira, pues se trata de chantajear como sea a las altas esferas del poder.
Escrito en forma de bitácora, el libro adquiere interés en la medida de que se avanza, demostrando que Eco es un escritor de gran nivel y uno le queda agradecido por la entrega. Sin embargo, este lector debe advertir que el final carece de la fuerza que mantiene la novela; como que el autor decidió una salida fácil sin complicaciones, que le evitara tal vez escribir otras treinta o cuarenta cuartillas adicionales. Sin embargo, este detalle es una percepción estrictamente personal, es peccata minuta en relación al resto del libro.

Eco, Umberto, Número Cero, Editorial Lumen, México, 218 pp., 2015. Traducción de Helena Lozano Miralles. Colección Narrativa.