miércoles, 1 de febrero de 2017

Historia de las alcobas

Palabra de Lector 34

Pensar la habitación donde se suele dormir, amar o morir, como tema de una investigación histórica, puede parecer inverosímil e incluso ocioso.

Sin embargo, no es así. Existe una enorme cantidad de temas alrededor de una habitación de cualquier dimensión, cuyo uso puede ser cualquiera de los anteriores, además de ser celda, claustro, refugio, espacio de estatus, espacio para reflexión, la creación, la ensoñación y lo que usted desee.

La habitación conocida como alcoba también es vista de muy diferentes formas, incluso el espacio donde el poder despacha o el prisionero enloquece.

Sus usos se transforman a lo largo del tiempo, así como las ideas sobre ella. Su mobiliario, la orientación, las creencias sobre ella, sus “poderes” y su influencia en la vida de todo tipo de personas.

La alcoba es motivo de reflexiones, poemas, canciones, odios y todo tipo de pensamientos y sentimientos.

“En una sociedad cada vez más cuadriculada y controlada -dice el autor, Michelle Perrot-, la habitación mantiene un último derecho al secreto. Ofrece las posibilidades de una isla, aunque sus potencialidades aumentan a causa de las tecnologías de la comunicación que colocan al mundo sobre la pantalla del ordenador (sic). El viaje alrededor de la habitación se convierte en un viaje alrededor del universo. Así conectada y revivificada, la habitación tiene ante sí, muy buenos tiempos y exploraciones infinitas.”

Hay que destacar que es en esas habitaciones, las alcobas, donde transcurre más de la mitad de nuestras vidas. Esas paredes suelen ser los testigos mudos de nuestros amores, traiciones, abandonos, sueños, desvelos, trabajos y lecturas, ser nuestros espacios íntimos y universales.

En este interesantísimo texto, Historia de las Alcobas de Michelle Perrot sigue con audacia y detalle una genealogía de las habitaciones, a través de diferentes épocas, regiones, costumbres, culturas, estratos sociales y géneros.

Así, las habitaciones infantiles, la alcoba matrimonial, los cuartos de hotel, la celda religiosa y el calabozo son enumeradas y analizadas minuciosamente a la luz del historiador.

De ahí que el libro que nos ocupa inicie con la suntuosa recámara del rey Luis XIV, la cual según Julien Green era una representación del universo

La habitación como unidad fundamental del todo, como célula, remite a todo aquello de lo cual forma parte y de lo que es partícula fundamental, muy parecida a aquel insecto que fascinaba a Pascal, pensador de la habitación, para quien era sinónimo de retiro necesario para la quietud. “Todas las desgracias de los hombres proceden de una sola cosa, que es no saber estar solos, reposando tranquilamente en una habitación”, decía el filósofo en su Pensées.

Es también, una palabra y una excursión. Al desgranar los usos a lo largo de los diferentes textos, reservan muchas sorpresas, sobre todo en lo referente a sus orígenes antiguos. La kamara griega designaba un área de reposo compartida con los “camaradas”, a los que habríamos supuesto una postura más marcial, un cuartel, digamos.

Pero hay cosas más complejas. La camera Latina, término arquitectónico, es con lo que se definió a la bóveda para ciertas construcciones de techos construidos de esa manera. De hecho, los romanos la tomaron de los etruscos y, sin embargo, para la intimidad utilizaban el cubículum, con lo cual nos dejan claro que el sentimiento de pudor no es únicamente cristiano. Los romanos utilizaban la camera de piedra para habitaciones cerradas por sus dos extremos, que muy a menudo tenían fines funerarios.

De esta manera, las anécdotas históricas, de personajes célebres y anónimos se mezclan con sugerentes evocaciones narrativas para reconstruir este fragmento de la historia de la vida privada de occidente.

Perrot, Michelle, Historia de las alcobas, FCE-Ediciones Siruela, México, 353pp., 2011. Traducción de Ernesto Junquera. Sección de Obras de Historia.
: “La cámara real está situada de tal suerte que `para ir de un punto a otro de la habitación, el rey daba un número determinado de pasos, que se correspondían con la distancia entre el sol y algún planeta´, y todo ello a partir de los mismos principios astrológicos que se aplicaron en la pirámide de Gizeh”.