Palabra de lector 42
A diferencia de nuestra anterior entrega, hoy nos enfocamos en la reseña de un pequeño texto, de la pluma de Yoko Ogawa, escrito con maestría.
Se trata de un relato construido en su mayoría por la introspección del personaje principal, quien va llevando la narración a partir de sus propias reflexiones.
El breve relato gira en torno a una piscina de entrenamiento de clavados, el clavadista y el observador. Y una adolescente que comienza a sentir una serie de sensaciones inexplicables, pero que resultan placenteras.
Sin embargo, el placer no sólo se hace patente a través de la observación y el deseo del cuerpo del joven clavadista, Jun; sino que hay otras formas que todos llegamos a percibir en algún momento y que suelen ser las que nos marcan.

Así, la obra llevará al lector a un vaivén violento de los sentimientos encontrados de una adolescente que se siente desgraciada, sola y abandonada por sus padres, y cuyo único placer es espiar todos los días el entrenamiento del joven clavadista, con el que comparte muchas otras cosas.
La piscina es una historia perturbadora, profunda, que invita a la reflexión de cómo manejamos nuestras emociones, sentimientos y perversidades, cuando pasamos aquella etapa donde se busca nuestra identidad y, por qué no, aun cuando ya somos adultos de cualquier edad.
Este pequeño texto de Yoko Ogawa es una muestra de que, para hacer una buena obra de literatura, no es necesario buscar los grandes temas, o llenar nuestra falta de creatividad con ridículas escenas “eróticas”, o escribir páginas y páginas de lugares comunes.
Finalmente, este humilde escribidor les sugiere guardar este texto para disfrutarlo en una tarde muy lluviosa y lejos del molesto ruido que generan otros seres humanos. Hay que leerlo en soledad, en una profunda soledad.
Servidos.
Ogawa, Yoko, La piscina, Editorial Funambulista, España, 101 pp., 2012. Traducción de Héctor Jiménez Ferrer. Colección: Los intempestivos.