lunes, 19 de noviembre de 2012
Catálogo 18
La cueva sagrada III, la ballena mira
Acrílico sobre macicel.
110 X 140 cms.
Propiedad de: Cristina Dovali.
miércoles, 31 de octubre de 2012
El vuelo de las brujas
Con el tema de las celebraciones alrededor de los muertos y
los sincretismos culturales en los que nos vemos envueltos, principalmente con
la agresión comercial y la invasión cultural venida del norte, nos pareció interesante
retomar un pequeño ensayo del antropólogo Marvin Harris, que es parte del libro:
Vacas, Cerdos, guerras y brujas. Los
enigmas de la cultura, editado por
Alianza Editorial.
Se calcula que más de medio millón de personas fueron
declaradas culpables de brujería y murieron quemadas en Europa, entre los
siglos XVI y XVII. Los crímenes: el pacto con el Diablo, viajar por el aire montadas en escobas, los
aquelarres y todo lo que se le ocurría a la Santa Inquisición y alucinaba el
populacho que encontraba en estos personajes un excelente chivo expiatorio para
liberar las enormes tensiones sociales a los que estaban sometidos, con una
iglesia altamente corrupta y gobernantes viviendo en la más escandalosa
opulencia, a costa de su pobreza.
Aunque existen un enorme número de “confesiones”, poco se
puede sacar en claro de historiales de brujas autoreconocidas voluntariamente.
Hay que recordar que un enorme porcentaje de estas “declaraciones” fueron
obtenidas bajo tortura, lo que nos permite sospechar que muchas de ellas eran
elucubraciones desarrolladas por los encargados de los interrogatorios y las
políticas ideológicas vigentes en el momento de la “confesión”.
Aunque prácticamente todas las sociedades tienen algún
concepto sobre la brujería, la locura por este fenómeno en Europa en este
periodo fue más feroz, duró más tiempo y causo más víctimas que en cualquier
otro periodo o lugar.
Fue el Papa Inocencio VIII, quien promulgó una Bula en 1448
que autorizaba a los inquisidores Heinrich Institor y Jakob Sprenger a emplear
todo el poder de la Inquisición para extirpar a las brujas de toda Alemania, en
principio. Ellos fueron los autores del famoso libro El Martillo de las Brujas, que sería para siempre el manual
completo del cazador de brujas.
Una de las acusaciones favoritas era precisamente el hecho
de volar para acudir a los famosos Aquelarres secretos.
Descubrimientos recientes del vuelo sobre escobas ha
demostrado (Según Michael Harner, profesor de la New School for Social
Research) que las brujas se asociaban popularmente con el empleo de ungüentos
mágicos. Antes de emprender el “viaje”, se untaban con ellos. Al parecer se trataba
de una sustancia verdosa que se aplicaba en las manos, la frente e, incluso en
la zona genital. En algunos relatos, se dice que la bruja aplicaba el ungüento
a un bastón tras lo cual “amblaba y galopaba contra viento y marea cuando y en
la forma en que le apetecía”.
Al parecer, dicha sustancia estaba compuesta por hierbas
frías y soporíferas como la cicuta, la hierba mora, el beleño y la mandrágora. Al
parecer su aplicación provocaba un sueño profundo hasta por 36 horas, con
sueños vívidamente eróticos y una sorprendente sensación de poder volar.
Los investigadores creen que el agente alucinógeno es la
atropina, un poderos alcaloide presente en la mandrágora, el beleño y la
belladona. La característica de este alucinógeno es que puede ser absorbido a través
de la piel, incluso su inhalación parece ser capaz de dar la sensación de que
los pies se vuelven más ligeros y se tiene la sensación embriagadora de volar.
El ungüento siempre se aplicaba antes de la experiencia, nunca después.
El investigador Harner apunta: “El empleo del bastón o
escoba era indudablemente algo más que un acto simbólico freudiano; servía para
aplicar la planta que contenía atropina a las membranas vaginales sensibles,
así como para proporcionar la sugestión
de cabalgar sobre un corcel, la ilusión típica del viaje de las brujas al
aquelarre”.
Curiosamente, en América hay un buen número de plantas que
contienen la atropina alcaloide, todas ellas del género de plantas Datura. Incluso estas plantas son
utilizadas por los chamanes mayas actuales y seguramente también en la época prehispánica fue bien conocida
(recomendamos, revisar al novedosa obra de la doctora Mercedes de la Garza,
investigadora de Centro de Estudios Mayas de la Unam, Sueño y éxtasis, visión chamánica de los nahuas y los mayas). Entre
ellas destacan las llamadas, hierba Jumson, estramonio, trompeta de Gabriel o
hierba del diablo, esta última es la que “utilizaba” Carlos Castaneda en sus
experiencias con Don Juan.
lunes, 10 de septiembre de 2012
domingo, 2 de septiembre de 2012
viernes, 10 de agosto de 2012
martes, 17 de julio de 2012
Una mentada a la historia de Mesoamérica.
Sorprendente. Tan impactante como una Yoko Gueri kekome (patada de Karate que se ejecuta en forma lateral,
cuyo objetivo es detener o lanzar hacia atrás a un enemigo y, que busca golpear
principalmente en el pecho o en el estómago).
Así de aturdido nos ha dejado la lectura de: “El primer
mestizaje”, de Christian Duverger.
Debemos decir en nuestro descargo, que esta obra no sólo nos
ha dejado aturdidos a nosotros sino que ha causado un enorme revuelo en los
círculos especializados. A tal grado, que
importantes especialistas en la materia han publicado duros y profundos
comentarios que ya han provocado varias narices rotas y que seguirán sangrando
por un buen rato. De hecho, se rumora por ahí que varios de los grandes
“Tlatoanis” de la historia de Mesoamérica ya preparan sendos libros para
refutar las propuestas de este investigador francés.
¿Pero de que se trata el asunto? ¿Porqué tanto escándalo por
una propuesta histórica que plantea otra forma de entender el mundo
mesoamericano, si ya se han hecho numerosos e infructuosos intentos en el
pasado? Porque Duverger pone a este mundo, de cabeza.
Para comenzar, ahí tenemos cómo hemos aprendido la historia
de nuestra región. Desde que fuimos estudiantes, la historia de esta parte del
Continente Americano, se nos enseñó, valga la comparación, como una sucesión de
escenas donde entraban y salían las diferentes culturas. Así, entraban los
Olmecas, inaugurando el primer acto, luego por allá aparecían los mayas, los
zapotecas, etcétera, para terminar con la actuación culminante de los mexicas,
su breve pero intensa historia para que, luego llegaran los españoles y
pusieran las tres letras últimas de esta puesta en escena.
Además, estaba todo aquello que ha generado miles de litros
de tinta: ¿Quienes eran los Olmecas,
cómo esta la onda entre zapotecas y mixtecas? ¿Y los mayas, qué paso con
los chingados mayas? Y así podríamos seguirnos hojas y hojas desgranando la
enorme cantidad de enigmas que plantea Mesoamérica y que ha servido de pasto
para estupideces tales como los extraterrestres, las 12 tribus de Israel,
africanos en América precolombina y la burrada del momento: las profecías
mayas.
Para el autor, las cosas no son tan dramáticas, se trata
simple y sencillamente de una historia continua cuyo eje central se llaman:
nahuas. Así de simple. Si bien, deja claro que hay tres esferas básicas en este
juego de malabares históricos: los nahuas, los habitantes del occidente y los
mayas, la cosa gira alrededor de lo que ya sabíamos pero que no lo hilábamos
fino, los aspectos culturales y religiosos que comparten todos los pueblos de
Mesoamérica y que dan coherencia a la región. Ejemplos, el culto al jaguar; el concepto
de gruta, de cueva, del mundo intratelúrico; el glifo de tres puntos,
relacionados con el fuego y; el concepto del agua y el fuego, el famoso
concepto mexica atl tlachinolli, que
designa la guerra sagrada, es decir, la explícitamente dedicada a la captura de
víctimas para el sacrificio.
Y tan sólo con estos ejemplos nos quedamos muy cortos en la
explicación de la propuesta, pues es un texto que se disfruta párrafo a párrafo
y que hay que leer con mucha atención.
No entraremos en demasiados detalles en torno a este enorme
texto, no sólo por su aportación, sino porque es un libro de más de 700
páginas, profusamente ilustrado. ¿Podría ser de otra manera?
Baste decir que la propuesta de Duverger explica, dentro de
su visión del México prehispánico, muchísimas de las dudas que aún circulan en
la interpretación de esa parte de nuestra historia, pero también deja algunas
nuevas cuestiones y por ahí también da un par de resbalones en algunos
conceptos, pero nadie es perfecto.
Además de la enorme cantidad de información que proporciona,
valdrá mucho la pena echarle un buen ojo al último capítulo, titulado: El siglo XVI: el segundo mestizaje,
principalmente a sus tesis sobre la derrota mexicana.
Si a usted le interesa la historia de Mesoamérica, sumérjase
en este texto, seguramente saldrá con muchísimas dudas y tal vez algunas certezas,
pero la experiencia le demostrará que, como debe ser en la ciencia, nada es
definitivo ni perfecto. Ejemplos de esto, son verdaderos estímulos para el
espíritu y el conocimiento, son verdaderas mentadas de madres a la Historia
mesoamericana actual. Así que señores especialista, aquí hay un hueso duro de
roer y esperamos que lo hagan.
En tanto, a preparar varios litros de café y cervezas,
porque el próximo encuentro con mi compadre Alberto Soberanis, Mario González y
un servidor, pronostican unos día y largas noches de discusiones, más épicas
que aquellas que nos aventábamos cuando éramos estudiantes y queríamos
revolucionar la historia mesoamericana. Bueno, aún lo seguimos intentando.
Duverger, Christian, El primer
mestizaje, la clave para entender el pasado mesoamericano, coedición CONACULTA, UNAM; INAH, Taurus,
México, 2007. 740 p.
Etiquetas:
Historia y Filosofía,
Libros,
Mayas y Mesoamérica
domingo, 20 de mayo de 2012
Historia del Arte.
Suele suceder que cuando alguna persona
reconoce o se entera de nuestra formación académica, no resiste la tentación de
pedir alguna guía práctica para introducirse en alguno de los temas de la
historia que nos interesa.
De tal manera que las peticiones de libros sobre
los Mayas, Mesoamérica, Mexicas, historia comparada de las religiones, historia
antigua, literatura, e, inevitablemente Historia del Arte, no se hagan esperar.
Sin embargo, la enorme mayoría de estas
personas están pensando fundamentalmente en textos de divulgación, libros que les ofrezcan una guía, muchas veces
rápida, sobre el motivo de su interés. Y generalmente no se dan cuenta que los
libros del historiador no son de este tipo, sino textos muy especializados y
generalmente complejos o ilegibles para quienes no son especialistas. Como
sucede en cualquier actividad profesional.
Eso no quiere decir que eventualmente nos
enfrentemos a textos de este tipo, ya sea por curiosidad o por recomendación de
algún colega que nos llama la atención sobre algún aspecto destacable del autor
o la obra.
Este es el caso del texto que hoy nos ocupa
y que fuera atinadamente referenciado por una joven y prometedora historiadora
del Arte, de la Fes Acatlán. Se trata pues, del libro: “La historia del Arte”,
de E.H. Gombrich. Uno de los más reconocidos especialistas en la materia y que
durante más de 50 años ha mantenido este texto, con sus consecuentes
actualizaciones, como una obra fundamental para asomarse al mundo del arte.
Lo más interesante del texto, no es la enorme
profusión de imágenes y la forma en que aborda cada uno de los periodos
artísticos de la humanidad, sino la forma sencilla y accesible de explicar los
cómo, los porqué y demás elementos que nos ubican en tal o cual periodo
artístico o del artista.
Si bien, es un texto algo largo, la forma
en que está escrito y diseñado, convierte este cuasi ladrillo en un interesante
y delicioso viaje desde la prehistoria
hasta el arte moderno.
La verdad es que si usted está interesado
en echarse un clavado en la Historia del Arte, este es un buen comienzo, además
7,000,000 de copias vendidas alrededor del mundo no pueden mentir.
¡Que lo disfrute!
Gombrich,
E.H., La Historia del Arte, Phaidon
Press, 16va. Edición, China, 2008.
lunes, 7 de mayo de 2012
Elemental, mi querido Watson
De nueva cuenta doy por terminada, de
momento, mi relación con los señores Holmes y Watson, de Baker Street 221B. No
se trata en esta ocasión de aquella relación que iniciáramos cuando descubrimos
sus habilidades investigadoras en nuestra ya lejana pre adolescencia, a través
de un libro de la colección Sepan Cuantos, de editorial Porrua; ni de las
posteriores entregas, en los diferente volúmenes de Alianza Universitaria; y
menos aún de la importante y excelente edición de Aguilar, dentro de su
colección roja, policiaca y que ahora ha heredado Alexei.
En esta ocasión nos referimos a la
maravillosa edición de Cátedra, de la colección Bibliotheca Avrea. Se trata
pues de una cuidadísima edición de 1661 páginas que abarca todos los cuentos y
novelas del personaje creado por Sir Arthur Conan Doyle y que no se ha quedado
sólo en la recopilación de las narraciones, traducidas directamente de las
ediciones originales, sino que se ha tenido el tino de organizarlas
cronológicamente, no como las escribiera el autor, sino basándose en la vida de
los personajes. Desde que se conocen en el Estudio
en escarlata, hasta El último saludo,
con unos Holmes y Watson ya en una muy entrada madurez.
No conforme con ello, el volumen incluye
una completa biografía de Holmes, una relación completa de las aventuras de Sherlock Holmes; una
relación completa de los casos narrados y no narrados; comentarios a todos los
textos narrados; notas finales, curiosidades y algunas estadísticas; Tres
poemas escritos por distintos autores; un índice analítico de personajes; un
texto que incluye otras aventuras de Sherlock, escritas por diferentes autores
y; una relación de estudios alrededor
del personaje.
Esta ha sido pues, una aventura maravillosa
pese a ser un fanático del investigador inglés desde la adolescencia y de no
cansarnos de leerlo una y otra vez, para desesperación de unos y alegría de
otros.
Una cuestión final solamente. Han de saber
ustedes que Holmes jamás le dice: “Elemental, mi querido Watson”, a su médico
amigo. Ese, es un invento del cine.
Conan Doyle, Arthur, Todo Sherlock Holmes, España, editorial
Cátedra, 6ta. Edición, 2008. 1661 p. Colección Bibliotheca Avrea.
lunes, 30 de abril de 2012
Catálogo 14
Solamente había inmovilidad y silencio en la oscuridad, en la noche. Sólo el creador, el formador, Tepeu, Gucumatz.
Pertenece al proyecto: Popol Vuh 2012.
Acrílico sobre tela.
75X100 cm.
Propiedad: Mireya Maldonado.
Pertenece al proyecto: Popol Vuh 2012.
Acrílico sobre tela.
75X100 cm.
Propiedad: Mireya Maldonado.
sábado, 18 de febrero de 2012
Calakmul
Ubicada en lo más profundo de la selva campechana, se
encuentra la otrora poderosísima ciudad de Calakmul (Montículos adyacentes, en
español y que hacen referencia a los dos enorme basamentos piramidales de la
ciudad).
Llegar a ella implica un esfuerzo importante para aquel
visitante y/o explorador de las antiguas ciudades mayas. Sin embargo, la
recompensa bien vale. La desmañanada y el largo viaje de cualquiera de las poblaciones
más o menos cercanas a esta ciudad se ven recompensados con creces.
Desde el punto de vista del mapa cultural de los mayas,
Calakmul se encuentra en la región noroeste de la región conocida como las
tierras mayas del sur y fue descubierta allá en 1931, por el biólogo
norteamericano Cyrus Lundell, quien nunca imagino que acababa de develar a la
humanidad a una de las ciudades más importante y poderosas del sur de Campeche
y, protagonista vital en la historia del Clásico maya.
Es, para el periodo conocido como preclásico superior (300
a.C.-150 d.C) que sitios como Calakmul, El Mirador y Uaxactún se consolidan
como una región que mantendrá serias diferencias con su vecinos del sur,
principalmente con Tikal con quien tendrán una historia entrelazada de guerras prácticamente
durante todo el clásico, o sea desde el siglo III hasta el IX de nuestra era.
Se trata pues de una ciudad cuya historia se remonta a los
600 años antes de Cristo, y es entre el 300 a.C y el 250 d.C. cuando se
construyeron las dos pirámides monumentales que le dan el nombre a la ciudad.
Es su Gran Plaza, el eje de la distribución arquitectónica y
urbana. Fue en torno a ella que se establecieron los espacios administrativos y
residenciales de los distintos linajes.
Es importante recalcar la importancia de las plazas de esta ciudad, ya que dentro de la cosmovisión
de los mayas, estos lugares eran considerados como el “mar primigenio” y los
grandes basamentos que los delimitaban, como las “montañas de la creación”, al
pie de las cuales se erigían las estelas que simbolizaban los “árboles sagrados”.
Es en el 426, cuando el llamado reino de la cabeza de serpiente,
impone su hegemonía en Calakmul. La ciudad construida alrededor de grandes
plazas y patios, es una metrópoli (pues sus 25 kilómetros cuadrados de
extensión así lo indican) donde se erigieron gran número de estelas, alrededor
de 120, muchas de las cuales fueron robadas o mutiladas, por los traficantes y
chicleros que han explorado y explotado muchas de las ciudades de la selva
yucateca.
Es tal la fuerza de este linaje que pueden encontrarse
pruebas de su influencia en ciudades como Yaxchilán, Palenque y El Naranjo.
A principios del siglo VII, Calakmul es e centro de la red
de alianzas más importante del área. Pero es con el ascenso del linaje de los
Yukom, que desembocaría en la creación de una verdadera superpotencia de las
tierras bajas mayas del sur.
Sin embargo, fue a mediados del clásico tardío, en 686,
cuando asciende al trono un de los gobernantes más connotados, conocido como
Yakum Yichak Kak (gran garra de jaguar), cuya derrota ante Tikal, marcó el
inicio del declive de la ciudad.
Algunos datos adicionales.
1.- Hay tres rutas para visitar la zona arqueológica. Si usted
no es un avezado explorador, un caminante incansable o un obseso arqueólogo
aficionado, olvídese de la ruta larga; las otras dos, le darán suficientes
motivos para sentirse satisfecho con su visita.
2.- Si maneja, hágalo con cuidado, es muy frecuente que
diversos animales atraviesen la carretera sin mirar a ambos lados de la misma
antes de cruzar y, en la selva ¡No hay semáforos! No dañe la fauna y la flora
de esta región. Todos se lo agradeceremos.
3.- Si ve monos,
principalmente los saraguatos o aulladores,
NO se acerque, lo menos que le pueden aventar es detritrus y tienen muy buena
puntería. Déjelos en paz.
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