palabra de lector 32
Aterrador. Ubicado entre los “Alienígenas Ancestrales” de History
Channel y el manual de la CIA “Cómo derrocar a un gobierno no amigo”,
que debe de existir en algún rincón de esa truculenta organización, los
autores de El futuro digital tratan de convencernos de la neutralidad de
la tecnología y, de paso, de sus inocuas intenciones que son
mancilladas por gobiernos antidemocráticos y totalitarios, o los malditos hackers-terroristas que pululan fuera del mundo libre.
¿Realmente son tan ingenuos Eric Schmidt y Jared Cohen? Me refiero a
los autores de dicho texto, o ¿nos quieren ver la cara de …? o ¿no son
más que los jilgueros de una empresa que, implícita y explícitamente,
pretenden dominar el mundo virtual a través de su tecnología, hoy
pomposamente llamada plataforma Google?
Porque hoy, más que
nunca, los miles de millones de usuarios de las redes sociales y los
navegantes de la web son tan “libres” de realizar sus tareas virtuales
bajo la égida de empresas como Google, FaceBook, Twitter y demás
lindezas que nos dicen y dictan qué es lo adecuado, lo popular, lo
políticamente correcto, lo que debemos hacer, vestir, visitar, leer.
Todo ello, basado en algoritmos que anteponen lo popular a lo
importante.
Bajo esta premisa es entendible por qué los autores
llevan más de una década y media empujando el uso de los teléfonos
inteligentes como la tecnología ideal para cualquier tarea, aunque esos
mismos mini dispositivos limiten las posibilidades de productividad de
sus usuarios.
Para ellos, con un celular se hacen
revoluciones, se manejan negocios, se domina al mundo. ¿Por qué? Pues
porque para empresas como las que ellos representan lo que importa es la
masividad de los usuarios, los miles de millones de mirones-tráfico,
los íbidem de humanos embebidos en las pequeñas pantallas de estos
dispositivos que significan huestes ingentes de consumidores
potenciales. Ojo, consumidores, más que nada.
Para los
autores, el uso de la tecnología se divide en dos campos. Nosotros los
buenos y los otros los malos. Principalmente lo aplican con países como
China, pero ¡oh, dioses del Olimpo! En alguna de sus páginas enseñan el
cobre. China es el gran enemigo, porque simple y llanamente no los ha
dejado entrar a ese enorme mercado de 1,381,790,010 de ¡chinitos! Aunque
ellos traten de disfrazarlo de una lucha por la libertad y los derechos
humanos.
En fin, se trata de un largo argumento en pro de la
libre empresa, o para ser más precisos, de SU empresa. Eso sí, hay que
decirlo, adornado con un número enorme de anécdotas de cómo las
revoluciones se pueden ganar con un smartphone o cómo los maldosos
tratan de controlar a las indefensas poblaciones de los países pobres,
limitando no los dispositivos tecnológicos, sino el sacrosanto acceso a
Internet. Algo que no pasa en Disneylandia. Aunque ahí la SNA se la pase
espiando a sus ciudadanos.
Nadie niega la importancia y el
papel que están jugando las herramientas de la virtualización y la
ubicuidad en el mundo moderno. Nadie pone en duda lo fundamentales que
son las herramientas tecnológicas en la actualidad, pero de eso a
afirmar que la humanidad ya no puede vivir al margen de ello y que,
además, todo es posible con un teléfono celular y una conexión a
internet, es ya jalársela en demasía. Pero así son los gringos.
Éste seguramente será un texto orgásmico para los adoradores-fanáticos
de las TIC, que suelen sólo ver la parte bonita del asunto, porque les
sobará el ego y les dará la razón. Porque en ningún momento, el texto y
sus autores realizan una autocrítica de lo que han construido, de lo que
hicieron, hacen y harán, y mucho menos cuestionar los intereses y la
filosofía e ideología que se encuentra detrás de las políticas y
estrategias tecnológicas de Silicon Valley; porque sí existen y son las
que están llevando a la humanidad a ese aislamiento social e inhumano
(en el sentido de alejamiento del ente humano), tan cotidiano ya, que no
nos asombra. Todo “por un puñado de dólares”. De ahí que este texto sea
realmente aterrador.
Schmidt, Eric, Jared Cohen, El futuro digital, España, Ediciones Amaya Multimedia, 430 pp. 2014. Colección: Social Businness.
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