Decía Pierre Clastres (1934-1977), malogrado antropólogo revolucionario que vino, en la década de los 70´s a ubicar en su lugar a los antropólogos tradicionales, poniendo el dedo donde más les duele: el poder.
Decía pues, el buen Clastres, que el guerrero y por extensión el héroe está condenado de antemano a la destrucción. La sociedad que lo acoge y estimula, es a su vez, la autora intelectual de su desgracia, pues tanto uno como otro viven del “prestigio”, entendido este como la diferenciación del resto de la comunidad a través de la gesta heroica. El problema, decía el antropólogo, está en que en la suma de una nueva hazaña también va el principio de su muerte. Porque al final, enfrentará a la saga imposible de culminar, misma que le costará la vida y salvaguardará los intereses de la sociedad a la que pertenece pues el héroe es una bomba de tiempo en el juego del poder.
Y quien deja en más clara evidencia esta paradoja es, sin duda, el héroe griego: Aquiles. Al rey de los mirmidones se le da a escoger, entre una vida larga pero sin pena ni gloria o una existencia corta pero llena de la mayor gloria, con la promesa de que al paso de los siglos su nombre, como el de su émulo, Alejandro Magno, no será olvidado y sí recordado como el más grande de los Aqueos, en el caso de uno y de los griegos en la situación del macedonio.
Sin embargo, este texto no es un ejercicio antropológico sino se trata de comentar una de las más divertidas e interesantes obras del genial Terry Pratchett. Este famosísimo escritor de origen inglés, que se ha especializado en el género de la Fantasía y Fantasía épica pero vista desde el ojo ácido de un artista de la comedia, ha hecho reír, pero reír en serio a millones de lectores de más de treinta idiomas y, es considerado sin lugar a dudas, como un escritor de culto.
Ahora, Pratchett nos sorprende con: “El último héroe”. Fábula que no sólo es una de sus mejores entregas y que además viene profusamente ilustrada por Paul Kidby, quien desde 1996 ha publicado diferentes materiales sobre el mundo creado por el inglés.
Porque Pratchett no sólo se ha dedicado a escribir un buen número de novelas de fantasía irreverente y divertida sino que, al igual que los grandes del género, ha construido toda una cosmogonía y cosmología alrededor del mundodisco, lugar donde se desarrolla la mayoría de sus temas.
Y cómo no podría ser sorprendente un mundo que flota sobre el lomo de cuatro elefantes que, a su vez, están parados sobre una gigantesca tortuga que viaja a través del universo y que, por si esto fuera poco, el mundodisco está saturado de energía a la que sus habitantes llaman: magia.
Así las cosas y, dándole con el codo a la antropología, un grupo de héroes, en contra de su destino, es decir, viejos y casi olvidados, deciden jugarse la última gesta heroica y para ello deciden devolverles algo que les fue robado a sus legítimos dueños.
Esta aventura que involucra a políticos, inventores geniales, guerreros, héroes, dioses, evidentemente magos y hasta un extraño orangután (quienes ya conocen a los personajes de mundodisco saben perfectamente de quienes hablamos), será una experiencia inolvidable por lo que no nos es permitido decir más pero estén seguros que se divertirán como enanos, quienes por cierto, en esta ocasión están casi totalmente fuera de la fábula.
Sólo nos queda despedirnos con una frase inmortal, dicha por Rincewind, uno de los magos que participan en esta aventura y viejo conocido nuestro: Morituri nolumus mori, que más o menos traducido en palabras de nuestro mago: “Los que van a morir no quieren hacerlo”.
Que se diviertan.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario