Palabra de lector 14
El Bosco
En 2016 se celebrarán 500 años de la muerte del pintor neerlandés Iheronimus Bosch, mejor conocido como El Bosco, quien vivió en las postrimerías de la Baja Edad Media y el inicio del renacimiento europeo.
Bosch es conocido por sus imágenes fantásticas, de seres imposibles, plasmados en cada uno de sus cuadro, elaborados sobre tablas que, en su gran mayoría, son conjuntos de trípticos casi todos de carácter religioso y fabricados por encargo de la alta nobleza europea.
Entre sus piezas más conocidas y de las cuales en realidad han sobrevivido pocas --20 tablas y ocho dibujos-- destacan: Las tentaciones de San Antonio, El Jardín de las delicias y El juicio final. Media docena de obras sobre tablas y un número similar de dibujos se atribuyen a colaboradores de su taller. Existe la tentación de reducir aún más su trabajo e incluso podrían dividirse entre la obra de El Bosco y la de un “discípulo principal”.
Sus cuadros fueron considerados innovadores, de contenido moral y religioso, expresados de forma satírica y poblados de una enorme cantidad de figuras grotescas, las cuales tuvieron gran influencia en los pintores de su tiempo al norte de los Alpes, como fue el caso de Alberto Durero y Bruegel el viejo.
El Bosco era pues, un pintor de imágenes oníricas, tanto de sueños como de pesadillas, tal y como lo definiría Durero.
Muchos especialistas ven en este pintor la imagen de un autor fuera de la ley, vanguardista, hereje o miembro de una sociedad secreta. Pero en la actualidad, todas estas especulaciones no pueden más que calificarse como erróneas, pues ni en las obras ni en el entorno social del artista ni entre sus clientes, se encuentran cátaros, miembros de la Rosacruz o alquimistas.
Tampoco fue un artista sin recursos materiales. No sólo contaba con una cierta fortuna, sino que además, al casarse, se hizo de una gran dote por parte de su esposa, que lo colocó entre la élite de su ciudad, Boulduque.
El Bosco era un artista erudito: su arte es doctrina humanística de corte cristiano. Esto queda evidente en su conocimiento diferenciado de la materia bíblica y de la vida de los santos, a los cuales presenta no tanto como patronos tradicionales sino más bien como modelos, demostrando así estar artística e intelectualmente a la altura del discurso prereformista. En las imágenes de estos personajes, como el caso del tríptico Los ermitaños, no se aprecia una piedad “supersticiosa” sino la inspiración en una moralidad cristiana, culta y erudita.
Su obra también es rica en simbolismos medievales, principalmente sobre la fauna y la flora; un conocimiento que le permitió espiritualizar sus temas iconográficos al utilizar y combinar los detalles de tal modo que consiguió innovaciones iconográficas únicas.
El tríptico es la forma dominante en la obra de El Bosco. De las 20 obras que creó, nueve son trípticos y al menos otras cuatro son fragmentos de retablos.
El libro “Iheronimus Bosch, la obra completa”, escrito por Stefan Fischer y editado por la excelente editorial Taschen, pasa revista a cada una de las obras de este importante artista.
El valor del libro no está solamente en el excelente trabajo y erudición histórica, ni en la detallada y profusa descripción de los elementos de cada tabla, sino también en la impecable impresión de cada una de las imágenes que acompañan el texto. Es más, la parte dedicada al Jardín de las delicias, se lleva las palmas pues se trata de una impresión tamaño cartel, que permite observar con mucha claridad, cada uno de los cinco elementos que conforman el tríptico (las dos tapas exteriores y el propiamente tríptico interior).
Además, el autor suele llamar la atención del lector, destacando detalles importantes de casi todas las tablas, ofreciendo ampliaciones de parte de las mismas.
Realmente se trata de un libro excelente y que resulta imprescindible para los amantes del arte y admiradores de Jerónimo Bosch, ya que el texto es accesible y escrito con agilidad, pese a ser un libro sobre arte. La verdad, muy recomendable.
Por último y si se preguntan cuál me gusta más, este tecleador, además de las ya mencionadas tablas, se queda con La nave de los locos. Que lo disfruten.
Fischer, Stefan, Iheronimus Bosch, La obra completa, Taschen, Italia, 300 pp., 2014. Traducción de José María García Pelegrín.
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