Palabra de lector 72
Quizá uno de los hechos históricos más atractivos sea el de la creación, aventuras y desventuras de la famosa y desgraciada flota española, creada por Felipe II, cuyo fin era terminar con la herejía inglesa e imponer el reino del catolicismo en la Europa del Siglo XVI. Y de paso, terminar con la hegemonía de los piratas ingleses que tanto daño hacían a la marina española y el transporte de sus riquezas de la inagotable América.
Así es, nos referimos a la llamada Armada maravillosa o la Armada Invencible.
Para muchos historiadores, este hecho portentoso –donde no sólo juega la habilidad y la mejor tecnología inglesa en contra de los españoles, sino también las fuerzas de la naturaleza–, ha sido considerado como el inicio de la decadencia de la hegemonía hispánica. Aunque la presente obra ubica en su justa medida el valor de los hechos. El autor trata de mantenerse fuera de las cargas emotivas y prejuicios patrióticos, como suele suceder con los españoles e ingleses que abordan el tema.
Como dijimos, este hecho suele considerarse como un punto de inflexión en el reinado de Felipe II, que marcó el final de una etapa de indiscutible hegemonía hispánica. Como una bisagra que abría paso a otra época más dolorosa, de menor esplendor, en la que el Imperio de los Habsburgo españoles comenzaba a ser vapuleado por el resto de las potencias europeas.
Durante el estudio o la revisión del enfrentamiento entre españoles e ingleses en Canal de la Mancha, el autor opina que Felipe II no estaba tan distante de los deseos o de los sentimientos de sus súbditos cuando lanza sus barcos contra los ingleses. Toda España estaba ansiosa por ver de una vez solucionado el engorroso problema inglés y la sublevación de los Países Bajos.
La clase naviera y mercantil –quien en esos últimos quince o veinte años había visto sus intereses amenazados–, esperaba un golpe mortal contra el enemigo, que desapareciera el peligro del Océano y convirtiera de nuevo las aguas del Canal de la Mancha y del Mar del norte en rutas transitables para los barcos mercantes peninsulares.
Sin embargo, ello no fue posible y aquellas esperanzas fueron defraudadas, lo cual obligó al rey de España a instalar en el Océano una fuerza armada permanente.
El golpe para la marina mercante española fue muy duro. No sólo por la pérdida de hombres y navíos que representó dicha aventura, sino también por el reforzamiento del corso y la piratería protestante que siguió, y cuya figura más destacada fue el famoso Francis Drake.
Esta consecuencia fue tan trascendente en la economía del Imperio, que el autor la llama “el efecto Drake”, lo cual conllevó el retraso en la llegada de las flotas cargadas de oro y plata a la Península entre 1594 y 1597.
Esto provocó graves crisis financieras que afectaron el mecanismo de toda la monarquía española, paradójicamente en medio de un periodo de clara abundancia de plata, inmovilización de capitales, detención de pagos en las ferias cédulas de seguros sin poderse cobrar, dificultad para transferir fondos a los países Bajos, etcétera.
Dicha crisis no resultaba de un descenso en la producción de plata, ni de la captura de tesoros a gran escala, sino del retraso de las flotas: “el oro y la plata llegaban en cantidades jamás vistas, dice el autor, pero demasiado tarde y, por ello, eran insuficientes”.
Finalmente, el hecho de la creación y destrucción de la Armada Invencible fue un episodio insólito, que puso de manifiesto las deficiencias estructurales del poder naval español. No provocó por sí misma ningún cambio trascendental en el panorama político o militar de finales del siglo XVI que no estuviera decidido con anterioridad.
Sin embargo, el episodio de la Invencible, al diluirse en el pasado, sí influyó en la historia en otro sentido. Su leyenda, engrandecida y falseada por una dorada niebla, se convirtió en heroica apología de la defensa de la libertad contra la tiranía, mito eterno de la victoria del débil contra el fuerte, del triunfo de David contra Goliat. Precisamente por esto, la leyenda de la derrota de la armada española llegó a ser tan importante como el hecho en sí.
Mattingly, Garrett, La armada invencible, epublibre, r1-0, pp. 603, 2018. Traducción de Jorge Argente. Conversión a PDF: FS, 2018.
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