Palabra de lector 55
Como es bien sabido, los dioses en Mesoamérica antes de la conquista suelen tener diversos atributos y similitudes entre las distintas culturas de la región.
Así, encontramos a los dioses creadores, con diversos nombres, pero atributos parecidos, dioses de la lluvia, el maíz, el comercio, la guerra o los importantísimos dioses civilizadores. Todo depende del atuendo y el color con que se les vista.
Sé que ésta puede ser una explicación simplista y superficial, pero, para los intereses de este pequeño texto, es más que suficiente.
De ahí entonces la pregunta: ¿por qué entre los mayas no existe un dios o más bien un perfil del dios del viento en la figura de Kukulcan como su contraparte Quetzalcoatl? Ambos, en el contexto de serpiente emplumada, se emparejan, pero no hay una versión de un Kukulcan del viento, el aire, las fuerzas invisibles del viento, como existe en el Quetzalcoatl-Ehécatl.
Éste es el tema que ocupa a Martha Ilia Nájera, en su obra Dioses y seres del viento entre los antiguos mayas.
Dice la investigadora universitaria, que el aire es el elemento etéreo que anima los cuerpos de los vivos; es el aliento o el espíritu de los dioses que permite la vida en el cosmos. Por lo que se convierte en el fluido sagrado y la connotación de viento, aire, que adquiere una dimensión distinta de ser un mero fenómeno físico, para convertirse en un elemento esencial a fin de entender y explicar el universo sagrado y su manifestación, a veces profana, en el mundo cotidiano de la cultura maya.
La investigadora del Centro de Estudios Mayas afirma que, por lo tanto, es el viento, por excelencia, un mediador sutil entre este mundo y el otro. De ahí que su aparición, de muy diversas formas en la iconografía de los mayas, lo ubique y sea atributo de muy diversos dioses, entre ellos el dios GI e itzamnaaj, en diversos momentos de la historia de este pueblo.
Como consecuencia, dada la enorme complejidad de la simbología de los mayas prehispánicos, el concepto y el atributo de esta sutilidad está tejida en una compleja red simbólica que comunica a los hombres con los dioses, semejantes y opuestos, entre los seres de este mundo y del más allá.
Incluso en la actualidad, los chamanes mayas le consideran una fuente de numerosos males físicos, los famosos “aires” perjudiciales y destructivos, que por su naturaleza son los agentes de las enfermedades frías.
De hecho, los vientos suelen aparecer en numerosos conjuros que hoy los sanadores mayas utilizan para tratar muchas enfermedades, como es el caso del ikal ual o “viento-retozón”, y el ikal xol, “viento-putañero”, culpables, entre otros males, de problemas con la erección masculina.
La especialista pasa revista, a lo largo de la obra, a las muy diversas alusiones o apariciones de elementos que están relacionados con el fenómeno, los cuales incluso forman parte de los atributos de algunos dioses que, con ellos, asumen el rol de númenes o dioses del viento.
También se incluyen animales u objetos que están directa o indirectamente relacionados con el mismo tema, de tal manera que, en algunos casos, algunas de las figuras, esculturas o glifos pueden leerse de otra manera o enriquecen su lectura.
Se trata pues, de un trabajo que arroja importantes datos y luz sobre este apasionante aspecto de la iconografía y la religión de los mayas. Con lo cual, se da un importante paso más en el entendimiento del complejo pensamiento religioso y simbólico de esta gran cultura.
Najera Coronado, Martha ILIA, Dioses y seres del viento entre los antiguos mayas, UNAM, Instituto de Investigaciones Filológicas, 188pp., México, 2015. Centro de Estudios Mayas.
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